Autores: José Miguel de la Rosa

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El autor, José Miguel de la Rosa

Nació en Santo Domingo, República Dominicana. Estudió literatura hispanoamericana en City College (CUNY). Fue miembro del grupo literario Pensum. Es co-fundador de Hispano/Latino Cultural Center de la Ciudad de Nueva York.

Como dramaturgo, forma parte del Grupo Teátrica y una de sus obras, El hombre que esperaba en el camino, ya representada en 2013, ha sido incluída en la primera antología del grupo, publicada en octubre de 2014 bajo el nombre de Palabras Acentuadas.

Ha publicado los poemarios: Entre sonrisas y sueños; Otra latidud. Algunos de sus trabajos aparecen en las siguientes antologías: Niveles del imán, La espiga del siglo, Tertuliando, Historias de Washington Heights y otros rincones del mundo, Viajeros del rocío, Noches de vino y rosas (Obsidiana Press, 2010). Ha publicado una pieza corta: La loca de la estación Central (Micielo Ediciones, México, 2010).          

Días infinitos.
Medidas: 5,5×8,5 pulgadas (13,97×21,59cm)
Páginas: 68 a tinta negra.
ISBN: 9781514227398
Libro en papel: 12$ en Amazon.com (COMPRAR)
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Días Infinitos es un libro de poemas en el cual el poeta da constancias de una etapa muy significativa de su vida, la que intenta dejar plasmada,  después de tratar  de llegar a la misma fuente de su existencia. En este poemario, el poeta es una suerte de equilibrista, que intenta balancear los dos mundos en los que le ha tocado vivir  : el mundo real y cotidiano, y el de la imaginación y los recuerdos.

Esta colección consta de 26 poemas y un cuento corto. He aquí una muestra:
CENIZAS
Te esperaba a la vuelta de la esquina
debajo del parapete del destino
cobijándome de la lluvia de la inocencia
horas largas
con la sola compañía de mi perro
con un libro de poemas bajo el brazo
inquieto tembloroso
disparaba la mirada a cada movimiento
o destello
tratando de anticipar tu llegada
un arcoiris se deshacía a lo lejos
la noche se desplomaba (con luna y todo)
en una polvareda de ceniza
que me dejaba ciego de ti
regresaba a casa con las manos llenas de sueño aún
encendía la lámpara
y empezaba a imaginarte de nuevo