Proliferan como setas tras la lluvia. Algunos son muy interesantes, otros son inútiles y otros son directamente una tomadura de pelo y una estafa. En este tema os voy a hablar del apasionante mundo de los certámenes literarios.
Certámenes a los que yo me presentaría
Hay algunas editoriales de verdad (las que no cobran al autor por publicar) que organizan certámenes serios, con alguna institución y tienen un proceso serio, con unas bases bien redactadas, un premio de verdad muy interesante en metálico. Además, el jurado es serio y el premio incluye la publicación de la obra o las mejores obras. Recomiendo encarecidamente presentarse a estos certámenes. Los que tienen un premio muy elevado corren el riesgo de estar amañados, es cierto, y los que tienen una altísima participación a veces tienen un comité de lectura que puede dejar fuera obras interesantes, pero en general suelen tener un funcionamiento honesto.
Pérdidas de tiempo y dinero
No sé en otros países, pero en España, con la situación económica que hay, muchas instituciones desarrollan un segundo nivel de certámenes en los que no me interesaría participar a mí como autor por varias razones: primera, por la cuantía del premio que es o inexistente o ridícula. Si no tienen dinero, sería mejor que no organicen nada o que saquen ese dinero que les falta de otras partidas absurdas (que siempre tienen todas las instituciones). Además, porque la calidad de los integrantes de los jurados de esos premios suelen ser para echarse a llorar. A mí me han invitado muchas veces para ser jurado junto a gente que no lee nada nunca y les invitan a ser jurados, un sinsentido total porque pueden ganar obras horrendas. Por otro lado, se está poniendo de moda jurados unipersonales o que se declaren desiertos todos los premios que organiza un ayuntamiento sin que nadie haya leído las obras. Así, los habitantes de esa localidad tiene la percepción de normalidad de que su ayuntamiento convoca en premio «como siempre», cuando en realidad no tienen pensado dedicar presupuesto a la cuantía establecida en las bases para quienes ganen y por eso los declaran desiertos.
Certámenes no éticos
son cada vez más. La forma de participación suele ser sencilla, al contrario que en los certámenes anteriores, y no se envían en papel sino que un simple formulario o casi siempre incluso un correo electrónico permite enviar los archivos, lo que a menudo no asegura el anonimato de quienes envían sus textos. Los premios o no existen o son tan peculiares como una antología -muchas veces mal editada, en la que puede estar cualquier texto- y al autor/a le dan sólo uno o dos ejemplares. No suele haber cuantía en metálico, pero a veces sí hay singulares premios en especie. Lo peor de este tipo de premios es que además de ser casi totalmente obra de aficionados, esconden las intenciones oscuras de unas personas que lo único que quieren es apoderarse de tus datos de contacto para publicarte, eso sí, después de haber pagado. Estas falsas editoriales o entidades no tienen detrás gente que sepa ni de literatura ni de edición o diseño: sólo quieren tu dinero.
Hay otros mundos
Estos son los tres tipos de certámenes que hay en el mundo literario a día de hoy. Ya no estamos en los años 80, hay muchas opciones, si deseas ver tus libros editados no tienes que pagar a gente que no sabe ni ponerle tilde a su nombre. Existen propuestas éticas y profesionales como La Ovejita Ebooks, que te ayudan a crear tu libro en papel y formato digital y sólo pagas una cantidad mínima por el diseño (la corrección está incluída en el precio y es realizada por profesionales). No te dejes engañar… Contacto: juannavidad@gmail.com