Aunque este tema es muy obvio en apariencia, creo que es necesario que escriba y comparta estas líneas porque estoy viendo libros de personas de mucha calidad literaria como escritores/as y que después son maltratados vilmente por quienes los traducen. Es muy triste ver un buen libro estropeado precisamente por quien debería tratarlo con más cariño. Es como si vamos al médico y en vez de curarnos una dolencia, nos sorprende tristemente con otra mayor.
Lo primero que quiero hacer es reivindicar el oficio del traductor. Ya lo hago continuamente con el hecho de escribir. Ninguna de los dos son caprichos no cosas de poco interés. Quien crea una historia o un poema es una persona que debe tener preparación y una gran responsabilidad. Las personas que traducen también deben tener muchas cualidades. La primera es la capacidad de trabajo. En el proceso de traducción no hay atajos. He visto textos que han sido pasados a otra lengua utilizando traductores automáticos de internet. Jamás he leído cosas más terribles. Curiosamente, hay autores que no cuidan las traducciones ni se fijan en que cumplan con criterios de calidad. Eso es algo lamentable.
La mayoría de los libros que editamos en La Ovejita son literarios, casi de cualquier género. Las traducciones literarias no pueden dejarse en manos de cualquiera. Un buen traductor técnico puede ser un asesino de poemas. ¿Si tuviera que hacerse un trasplante de corazón le importaría que en vez de un cardiólogo cirujano se la hiciera un dentista? Pues eso sucede todos los días con la traducción de libros de literatura. Es muy triste porque libros que apasionan a quienes lo leen en la lengua en que fueron escritos pueden ser leídos tan solo unas líneas en otras lenguas por culpa de una pésima traducción. ¿Y quién tiene la culpa de todo este estado de cosas? Primero, los autores/as y las editoriales, que a veces confían sus proyectos de traducción a cualquiera. Segundo, esas personas nefastas que aunque sean muy buenos en otros aspectos de su vida profesional, deberían dedicarse a otra cosa. Y no es por falta de experiencia: he leído textos horrendos que han sido traducidos por personas que tienen a sus espaldas decenas de traducciones similares -de crímenes anteriores-.
En el caso de La Ovejita, nuestras traducciones son llevadas a cabo por personas que conocen bien ambas lenguas. También son personas que saben traducir literatura y siempre hay un segundo traductor profesional que realiza lo que conocemos como segunda lectura, algo imprescindibles para corregir posibles desaciertos o imprecisiones.
Además, nuestro precio tiene la ventaja de que puede conllevar un descuento en el precio de la edición de ese libro una vez traducido. Eso sí, preferimos plazos largos para poder llevar adelante el proyecto con toda la calidad y el rigor que se precisa. Un consejo: desconfiar siempre de quienes venden traducciones rápidas y baratas. Es como vender un coche viejo que sea barato y seguro. O una cosa, o la otra…
Hasta finales de 2015 todos aquellos proyectos de traducción que se inicien estos días podrán beneficiarse de varias ventajas interesantes. Lo mejor es que nos escriban si desean saber más. Contacto: juannavidad@gmail.com
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Un comentario en “La importancia de la traducción”